lunes, 29 de agosto de 2011

Te irás

Te irás.
Y todo tu tiempo me habrá sido breve.
Y recorreré tus estancias vacías, buscando tu voz.
Y trataré de apresar en mis manos el aire que has respirado.
Los olores que me acercaban a ti.
Pero tú te habrás ido.
Y guardaremos en cajas de cartón lo que ha sido tu vida.
Encartonando todos tus recuerdos.
Y toda tu simetría menuda de rosario y pena.
Pequeños cuadros de tus seres queridos.
Pequeños cuadros de cuantas ausencias has ido conservado vivas en fotografías, compañeras de tus soledades todas.
Te irás. 

En un lugar de Galicia, 2011.

Y miraré las paredes vestidas de la nada.
Y abriré los armarios donde aún estará tu ropa, que acercaré a mí para besar todo tu abandono de mi lado.
Te irás un día, y me quedaré añorando todos los instantes no vividos junto a ti, y te llevarás cuanto de liviano tuvo tu cuerpo frágil.
Y tu gesto siempre serio, donde tan difícil resultaba sacar una sonrisa.
Y tu mirada llena de interrogantes, plegadas entre las arrugas de tu edad.
Y todo el tiempo ido me abordará de nuevo, para traerme mis primeros años infantiles.
Y tú mimo.
Y tú cuido.
Todo tu amor de madre privándote de mí.
Desconociéndonos.
Y será entonces cuando quiera invertir las agujas del reloj, para juntar tus manos con las mías y sentir su penúltimo calor.
Y eternizarme en tu mirada, pequeña y honda.
En tus ojos, huidos en el mismo tiempo desvivido, recorriendo uno a uno los surcos de tu llanto.
Y acariciarme con tus dedos y con la suavidad de tu piel.
Y besarte, por todo cuanto no supe besar.
Y quererte, por todo cuanto no supe querer.
Será entonces cuando me abrace a la angustia de tu cuerpo.
Tan callado.
Cuando caiga el último grano de arena en el reloj y no haya más instantes donde vivir nuestros desencuentros.

1 comentario:

  1. Se fue
    Su tiempo me fue breve.
    Recorro las estancias vacías, buscando su voz.
    Y guardo en cajas lo que fue su vida.
    Y abro los armarios donde aún esta su ropa.
    Se fue y añoro todos los instantes no vividos junto a él.
    Y su mirada llena de interrogantes.
    Y tus últimas lágrimas de despedida.
    Y besarte, por todo cuanto no supe besar.
    Y quererte, por todo cuanto no supe querer.
    Entonces fue cuando me abracé a la angustia de tu cuerpo.
    Ya no hay mas instantes donde vivir nuestros desencuentros.
    Gracias

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